La FAO plantea que con el crecimiento poblacional a nivel
mundial la alimentación cada vez es más deficiente, lo que implica que el
precio de los alimentos básicos aumente, paralelo a los costos del petróleo y a
los combustibles. Las principales problemáticas nutricionales se enfocan al
alto grado de desnutrición que varía del 31.49% al 42.35% provocado por una
dieta rica en carbohidratos con deficiencia en proteínas y micronutrimentos. Tal
consumo alimentario no cubre, por tanto, las necesidades nutricionales, el 70%
de la alimentación se basa en tubérculos, cereales y leguminosas, mientras que
el consumo de frutas y verduras es deficiente o nulo, sucediendo lo anterior de
forma constante en la población de clase baja a nivel mundial pudiéndose deber
al estado económico, donde un gran número de familias a nivel mundial tienen un
bajo poder adquisitivo (K’anchay, 2012).
La implementación del huerto escolar presenta una
alternativa de producción alimentaria y de mejora de los hábitos de consumo,
tanto de los niños y niñas en las escuelas como de su familia, así como
complementar la merienda escolar. Del huerto se obtienen alimentos ricos en
vitaminas y minerales como son las hortalizas.
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